sábado, 7 de marzo de 2020

No sé tú, pero yo aún no

Aún no sé cómo sobrellevar esta situación. 

Me considero afortunada porque encontré ese tipo de amistades que te marcan para siempre. Agradecida porque durante cuatro años supe lo que era tener una amiga del alma. Honestamente pensaba que esa amistad iba a durar para siempre, que de abuelitas seguiríamos siendo igual de amigas y seguiríamos haciendo nuestras tonterías, que darías el mejor discurso del mundo en mi boda (si me casaba)… y tenía la sensación de que en el mundo nunca estaría sola ya que siempre estarías tú ahí. 

Y creo que precisamente por eso duele tanto. Creo que se me ha quedado un vacío dentro que intento suplir con otras personas, pero no es lo mismo. No congenio con nadie como contigo, nadie me entiende tan bien, ni sabe leerme tan bien como tú.

No tengo claro si algún día dejará de doler cada vez que pienso en ti, en los momentos que vivimos y en todos aquellos que nos quedaban aún por vivir. En todos aquellos países a los que teníamos planeado ir juntas y a los que ya no.

Supongo que la vida sin mí te está yendo bien, ya que fue tuya la decisión de marcharte de mi lado y no has querido volver. Supongo que me echas de menos, pero supongo que eso no es suficiente. Y por eso creo que yo misma me hago daño, porque me obligo a pensar que todo va bien sin ti. Me duele mucho pensar que yo sí que te necesito, pero que tú no me necesitas a mí. 

Espero que algún día no me duelas, y espero pensar en ti con alegría y no con tristeza. Tristeza por haber perdido a alguien tan importante en mi vida. 

Te echo de menos. 
Espero que seas feliz.

Gracia.

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